APROXIMACIÓN A LA HISTORIA DE ROMA




El origen de Roma, según se recrea en la leyenda fundacional recogida en "La Eneida", se remonta al año 753 a.C. y sus míticos reyes habrían aportado sus instituciones más venerables: Rómulo, la organización política, Numa Pompilio, los cultos, ritos y sacerdocios, Tulio Hostilio, el ejército, etc.
No obstante, los estudios arqueológicos modifican la imagen mítica de Roma. Su origen habría que comprenderlo a partir de la evolución de la cultura etrusca.



En las últimas décadas del S. VII a.C. los príncipes etruscos inician su expansión comercial por el Tirreno. Pero este crecimiento comercial y el rápido enriquecimiento trajeron graves tensiones políticas y sociales que se tradujeron en un fortalecimiento de los poderes públicos semejantes a las "tiranías" griegas.
A partir del S. V a.C. (tras la batalla de Cumas) Roma se independizó de los etruscos e inició su andadura como REPÚBLICA.
Durante los dos primeros siglos del régimen republicano, Roma alternará las luchas contra los pueblos limítrofes y las originadas por los enfrentamientos entre patricios y plebeyos. A partir del siglo II a.C. Roma inicia su expansión hacia Oriente (Grecia, Asia Menor) y Occidente (Hispania, Galia). Pero Roma, consciente de la primacía de la ley, organiza el primer Estado sólido de Derecho en la Antigüedad y, a diferencia de las ciudades griegas, adoptó una actitud más liberal en la concesión del derecho de ciudadanía; al principio, este derecho sólo lo tenían los habitantes de la ciudad y sus dependencias rurales; en el siglo I se extenderá a todos los italianos y el 212 d. C., a todos los habitantes del Imperio (mediante la Constitución Antoniana). La expansión militar y las bases del poderío de Roma se basaron fundamentalmente en las instituciones republicanas: el Senado, las Asambleas populares y las Magistraturas.
Los romanos fueron un pueblo con gran sentido práctico, aceptarán los dioses de los territorios conquistados, manifestarán poca afición por la filosofía y ciencias abstractas, pero cultivarán el Derecho y la Historia. Durante el siglo III a.C., los primeros poetas y escritores procedían del sur de Italia, del mundo cultural griego, siendo Plauto (226-184 a.C.) el primer autor "nacional".



Este auge de las letras del siglo I contrasta con la dependencia artística de Roma respecto a Grecia. Su primitivo arte procedía de los etruscos y a partir del S. IV a.C. Roma inició la construcción de grandes obras públicas. La conquista de Grecia por Roma traerá a Italia gran número de obras de arte, ya que los oficiales volvían de Atenas con estatuas y las clases acomodadas encargaban obras para adornar sus casas. Este contacto entre Grecia y Roma hizo posible que la civilización helenística, hasta entonces limitada a la cuenca oriental del Mediterráneo, penetrara en Occidente y desempeñara un papel primordial.

A partir de Augusto (27 a. C-14 d.C) se usa el término IMPERIO. La concepción helenística del hombre providencial había hecho su aparición en Roma, aunque teóricamente permanecía el régimen republicano, ya que ninguna magistratura había sido suprimida: era el emperador quien las desempañaba o nombraba a sus titulares.
Roma, ciudad-estado, implantó su propia organización urbana y las ciudades se convertirán en los centros difusores de la civilización romana a nivel político, administrativo y cultural.



Roma se convirtió en una gran ciudad y a los foros de la época republicana y de César se añadieron los construidos por Augusto, Nerva, Vespasiano y Trajano. Todas las ciudades del Imperio imitaron a Roma y todas las poblaciones estaban dispuestas en torno a dos vías que se cruzaban en un lugar donde se situaba el foro.

Pronto adquirirán importancia los seguidores de Jesús, que, en un principio, fueron considerados peligrosos para el Imperio, más en el plano político y socioeconómico que en el religioso. A pesar de algunas persecuciones, a fines del siglo II el cristianismo aparece sólidamente arraigado en el Imperio, sobre todo entre las clases más humildes.



Esta situación termina con Diocleciano (284-305) que además de restaurar el Imperio sobre nuevas bases monárquicas (la monarquía se convirtió en absoluta y la persona del emperador, en sagrada, rodeándose de un fasto que recordaba a Oriente), militares y administrativas, intentó potenciar el paganismo para dotar al Estado de un fundamento moral, persiguiendo a los cristianos, pero esta política fracasará y su sucesor, Constantino (306-337), inaugurará una nueva política que tendía a consolidar su poder personal y fortalecer el Estado, promulgando el Edicto de Milán (313), que establecía la tolerancia para todas las religiones. El cristianismo terminará triunfando en el año 392 al prohibirse el culto pagano.



Los siglos IV y V se caracterizarán por la intervención directa del Estado en la vida económica y social y por el dominio de una administración cada vez más burocratizada. Diocleciano y Constantino restauraron la moneda, reglamentaron las corporaciones, los transportes y fijaron las condiciones sociales: el hijo debía ejercer la misma función que el padre. Frente a la "nobleza" de altos funcionarios y gentes que poseían grandes dominios, nos encontramos con los colonos a los que se imponían arrendamientos a largo plazo, que, de hecho, les impedían abandonar la tierra que cultivaban.
Políticamente, la parte occidental del Imperio Romano termina el 476.

PRÁCTICA: En el texto puedes encontrar una aproximación a la historia de Roma, así como en el mapa, acercarte a una visión de la situación de Europa en los momentos de máximas conquistas del Imperio. Es preciso que realices el eje cronológico del tema, incorporando los principales períodos de Roma, así como los hechos históricos.







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