Pese a la fragmentación que existe en la época feudal, cobra fuerza un elemento unitario de carácter espiritual: la existencia de un sentimiento religioso cristiano, muy presente en la vida cotidiana: las fiestas de los santos concordaban con la vida campesina o las ciudades tenían santos protectores. La dureza existencial era tremenda, la guerra, las invasiones, la brutalidad y el abuso señorial, el hambre, las epidemias..., causaban estragos. Los temores eran cotidianos. La imaginación popular poblaba el universo de fuerzas maléficas, dirigidas por el diablo. El mismo Dios inspiraba temor, la idea del “fin del mundo” y del “juicio final” que muchos creían próximos, obsesionaba a los espíritus y creaba al mismo tiempo un gran fervor religioso. Los cristianos buscaban, lógicamente, en la religión un refugio y un remedio a sus desgracias. El románico brotó casi al mismo tiempo en toda Europa, presentando una gran variedad de estilos regionales, pero todos ellos próximamente emparentados. Las causas de esta homogeneidad están en:
· La unidad espiritual de Europa. El cristianismo se había difundido por todas partes y constituirá la base fundamental de la cultura medieval.
· La reforma gregoriana que impuso un mismo criterio litúrgico en toda la cristiandad.
· La expansión de la Orden de Cluny. Con la difusión de esta orden y sus monasterios se difundió también unas mismas soluciones técnicas y una determinada concepción estética.
· Estabilidad. El retroceso de las invasiones (musulmanes, normandos,...) a que se habían visto sometidos favoreció el afán constructivo.
· Las peregrinaciones a Roma, Jerusalén o lugares donde se guardan reliquias, sobre todo Santiago de Compostela.
· La reapertura de las rutas comerciales. Una de las grandes consecuencias de las Cruzadas fue la reactivación de la actividad comercial por el Mediterráneo
· Reactivación de la artesanía y comercio urbano. A partir del S. XI las ciudades iniciarán una fase de resurgimiento que favoreció el proceso constructivo y que culminó durante el gótico.
· El feudalismo. Siempre se ha considerado al románico como manifestación de la sociedad feudal. De esta manera se explica que no sea sólo un arte religioso, sino también aristocrático, expresión de los dos estamentos superiores de la sociedad feudal (oratores y bellatores) y de su mutua identificación. De ahí que las principales manifestaciones arquitectónicas sean el monasterio y el castillo.
El monasterio se situaba en el centro de las grandes posesiones agrícolas que tenían las órdenes monásticas. Desde el S. XI, sin embargo el renacimiento de la vida urbana permitió el levantamiento de las catedrales, que se convertirán en el símbolo de la ciudad. La relación entre el románico y la sociedad feudal es también evidente en las artes plásticas (escultura y pintura). Dichas manifestaciones artísticas surgen al amparo de la arquitectura y de una sociedad inculta en la que pocas personas saben leer y escribir. Estas artes enseñan mediante imágenes el contenido de la Biblia, la moral, etc...
La difusión homogénea de las formas artísticas se debió también, en parte, a la organización gremial. Los canteros se organizaban en grupos itinerantes que trabajaban a pie de obra y que se encontraban sometidos a una estricta normativa gremial. El rastro de estos talleres se ha podido seguir por las marcas que dejaban en los sillares que labraban (marcas de cantero).
· La unidad espiritual de Europa. El cristianismo se había difundido por todas partes y constituirá la base fundamental de la cultura medieval.
· La reforma gregoriana que impuso un mismo criterio litúrgico en toda la cristiandad.
· La expansión de la Orden de Cluny. Con la difusión de esta orden y sus monasterios se difundió también unas mismas soluciones técnicas y una determinada concepción estética.
· Estabilidad. El retroceso de las invasiones (musulmanes, normandos,...) a que se habían visto sometidos favoreció el afán constructivo.
· Las peregrinaciones a Roma, Jerusalén o lugares donde se guardan reliquias, sobre todo Santiago de Compostela.
· La reapertura de las rutas comerciales. Una de las grandes consecuencias de las Cruzadas fue la reactivación de la actividad comercial por el Mediterráneo
· Reactivación de la artesanía y comercio urbano. A partir del S. XI las ciudades iniciarán una fase de resurgimiento que favoreció el proceso constructivo y que culminó durante el gótico.
· El feudalismo. Siempre se ha considerado al románico como manifestación de la sociedad feudal. De esta manera se explica que no sea sólo un arte religioso, sino también aristocrático, expresión de los dos estamentos superiores de la sociedad feudal (oratores y bellatores) y de su mutua identificación. De ahí que las principales manifestaciones arquitectónicas sean el monasterio y el castillo.
El monasterio se situaba en el centro de las grandes posesiones agrícolas que tenían las órdenes monásticas. Desde el S. XI, sin embargo el renacimiento de la vida urbana permitió el levantamiento de las catedrales, que se convertirán en el símbolo de la ciudad. La relación entre el románico y la sociedad feudal es también evidente en las artes plásticas (escultura y pintura). Dichas manifestaciones artísticas surgen al amparo de la arquitectura y de una sociedad inculta en la que pocas personas saben leer y escribir. Estas artes enseñan mediante imágenes el contenido de la Biblia, la moral, etc...
La difusión homogénea de las formas artísticas se debió también, en parte, a la organización gremial. Los canteros se organizaban en grupos itinerantes que trabajaban a pie de obra y que se encontraban sometidos a una estricta normativa gremial. El rastro de estos talleres se ha podido seguir por las marcas que dejaban en los sillares que labraban (marcas de cantero).
Imágenes procedentes de Kalipedia
PRÁCTICA: A partir del texto proporcionado, de las imágenes y de otras fuentes a las que debeis acudir (bibliografía y webgrafía del tema), debeis explicar la importancia cultural del Camino de Santiago en la Edad Media, relacionándolo con la difusión del arte románico.
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